GUÍA ETNOGRÁFICA 3 DEL BLOG MEMORIAS DE LA TRADICIÓN
ÍNDICE
-Los temas tradicionales para el cante, el toque y el baile suelto
-Fandangos (del Sur)
-Otros fandangos
-Jotas
-Seguidillas
-Boleros
-Temas mixtos
-Verdiales
-Otros Temas
-El cancionero tradicional
-La inserción de los bailes en el calendario festivo anual: romerías, carnavales…
-Temas para rondar y similares
-Los auroros y el rosario de la aurora
-Los trovos (improvisaciones)
-Los cantos de trabajo
-Los romances
-Los festivales de música tradicional
-Los encuentros de cuadrillas del Sureste de España.
-Distintos festivales de música tradicional en España y sus consecuencias
-La modernidad: las cuadrillas, rondas, pandas y grupos urbanos; las escuelas y las adaptaciones
-La integración intergeneracional
-Las distintas visiones sobre las músicas de tradición oral y sus transiciones en el Sureste español
-Los personajes de las músicas de tradición oral
-Otros elementos de la tradición. Miscelánea.
-Las rogativas, carreras de cintas a caballo, pasacalles nupciales…
LOS TEMAS TRADICIONALES PARA EL CANTE, EL TOQUE Y EL BAILE SUELTO
A los efectos de distinguir unos temas de otros, las denominaciones que se adjudican a un determinado cante o toque provienen preferentemente de la procedencia del grupo, o del intérprete, o el lugar donde han sido escuchadas, o por cómo son conocidas en su zona, y no porque sea un nombre impuesto desde fuera o un título concreto.
En el Sureste español, cuando existen variantes de un mismo género musical para baile suelto, se diferencian apelando al tono principal utilizado (mi, la, re...) o bien "de arriba" (o “por arriba”), “del medio” (o “por medio”), o "de abajo" (o “por abajo”), según el empleo descriptivo vulgar que se hace de los diferentes tonos (en el segundo caso, en función de la posición física de los dedos de la mano izquierda en los trastes de la guitarra), y más raramente a otras nominaciones acerca del estilo, como “malagueña de Juan Breva”, "pardicas de los tangos", "parrandas peretas" y otras.
Generalmente, las grandes ramas de los temas citados (fandangos, jotas y seguidillas) se dan en la mayor parte de España, aunque localmente se producen variantes específicas que ofrecen un mosaico musical de extraordinario interés etnomusicológico. Algunas de estas variantes, por tenerse como propias de los lugares donde se interpretaban en la segunda mitad del siglo XIX, tomaron el valor de emblema musical distintivo de esos lugares (las parrandas en Murcia, las sevillanas en Sevilla, la jota en Aragón...), aunque precisamente por pertenecer a troncos comunes al solar hispánico, fueron menos promocionadas en otros puntos, que favorecieron ideológicamente temas considerados más exclusivos (la muñeira en Galicia, la sardana en Cataluña, el zorzico en el País Vasco...).
Además, cada zona, aun teniendo rasgos comunes con otra vecina, puede estar musicalmente diferenciada de esta, incluso tocándose los mismos temas y por el mismo tono, pues las capacidades musicales de cada intérprete y sus influencias pueden dar lugar a variaciones que hagan que una música tenga una melodía distinta a otras de lugares cercanos y, por lo tanto, suene distinto. Esta es una explicación plausible de las variaciones que nos encontramos dentro de las músicas de tradición oral. Veamos unos ejemplos de cómo dos músicos de una misma zona (en el Noroeste de Murcia, España), tocando el mismo tema con una versión melódica personal (en este caso al laúd), hacen que suene diferente.
Malagueña por re (variedad de fandango), por Salvador de Palma y Javi de Nerpio (2016)
Malagueña por re (variedad de fandango), por Paco el Moral y Javi de Nerpio (2016)
No obstante, a veces las denominaciones comunes pueden dar lugar a confusión, pues se corresponden con temas muy distintos entre sí, como ocurre en el caso de los fandangos, cuyo nombre parece corresponderse originalmente más como la designación generalista de una fiesta con baile que con un tema musical de origen único.
Veamos algunos ejemplos presentes en esta colección:
Fandangos (del Sur) (o malagueñas en el Sureste español y otros lugares, rondeñas en otros puntos, etc.), como:
Malagueña al estilo del Noroeste murciano (Miguel de Marco) (1994)
Malagueña de las lindes murciano-almerienses (Chato de Puerto Lumbreras) (1995)
Malagueña aguileña (Águilas, Murcia). Cuadrilla de Cuesta de Gos (1988)
Malagueña aguileña (Águilas, Murcia). Cuadrilla de Cuesta de Gos. (2002)
Malagueña del Oriente almeriense. Cuadrilla de Tonosa. (2002)
Malagueña de las lindes murciano-almerienses (Cojo de Henares). (1994)
Malagueña tipo cartagenera. Cojo de Henares (2023)
Malagueña. Cuadrilla de Henares (Lorca) (1993)
Malagueña bolera del Campo de Cartagena (Fuente-Álamo de Murcia) (1992)
Malagueña serrana. Cuadrilla de Benizar, Otos y Mazuza (Moratalla) (1992)
Malagueña cartagenera (Fuente-Álamo de Murcia) (1992)
Rondeña verata, de La Vera de Cáceres (2014)
Malagueña antigua, tocada sorda por Los Chatos de Puerto Lumbreras (2015)
Malagueña garruchera, tocada sorda por Los Chatos de Puerto Lumbreras (2015)
Malagueña garruchera (otra versión), por Los Chatos de Puerto Lumbreras (2015)
Malagueña murciana, por Los Chatos de Puerto Lumbreras (2015)
Fandango (Galera, Granada) (1988)
Malagueña de abajo (noroeste murciano). Animeros de Caravaca. (1994)
Malagueña serrana. Animeros de Nerpio (Albacete) (1988)
Malagueña cifrá. Cuadrilla de Huebras (Nerpio, Albacete) (2017)
Malagueña por medio al estilo de Oria, por Paco Martínez y Antonio Mirón (2017)
Fandango cortijero de La Alpujarra, por Paco Mata y Paco Fernández (2017)
Fandango (Venta de Micena, Granada) (2018)
Fandango (Huéscar, Granada), por Cuadrilla Cuesta las Chinas (2021)
Malagueña cartagenera al estilo del este de Almería, por Paco Martínez y Antonio Mirón (2017)
Malagueña al estilo de Sorbas (Almería) o murciana, por Paco Martínez y Antonio Mirón (2017)
Malagueña al estilo de Juan Breva, por los Animeros de Cehegín (Murcia) (2016)
Malagueña antigua, por los Animeros Posá de la Compañía (Caravaca, Murcia) (2021).
Malagueña de arriba. Cuadrilla de El Saliente (Albox, Almería) (2022)
Malagueña de Juan Breva. Animeros de Caravaca. (2016)
Malagueña de arriba de la Huerta de Murcia (abolerada), por la Cuadrilla de Santa Lucía de San Ginés (2023)
Malagueña de arriba. Cuadrilla de Zaraiche (Murcia) (2024)
Fandango. Ronda de Lucena del Cid (Castellón) (1993)
Malagueña de enmedio. Cuadrilla de Chirivel (Almería) (2024)
Otros fandangos:
Fandango serrano. Fernando Barés, (La Alberca, Salamanca) (2016)
Fandango salmantino. Mario Benito González, Risinas, (Salamanca) (2016)
Fandango (estilo cobla partida). Mutxamel/Muchamiel, Alacant/Alicante. (2013)
(una variedad musical que tiene similitudes con la jota y la seguidilla)
Jotas:
Moratalla (Murcia) (1994)
La Encarnación (Caravaca) (1994)
Culla (Castellón) (1994)
Henares (Lorca, Murcia) (1993)
Lucena del Cid (Castellón) (1992)
Lucena del Cid (Castellón) (2013)
Crevillent (Alicante) (2016)
Aledo (Murcia) (1993)
Raiguero de Totana (Murcia) (1992)
Nerpio (Albacete) (1994)
Campillo de los Jiménez (Cehegín, Murcia) (1992)
Cañada de la Cruz (Moratalla, Murcia) (1992)
Fuente-Álamo de Murcia (Murcia) (1992)
Jota de La Vera extremeña (Cáceres) (2014)
Puerto Lumbreras (Murcia) (2015)
Chato de Puerto Lumbreras y su cuadrilla (Murcia) (1996)
Castilléjar (Granada) (2017)
Tonosa (Vélez Rubio, Almería) (1993)
Caravaca (Murcia) (1988)
Campo de San Juan (Moratalla, Murcia): jota de arriba (2019)
Campo de San Juan (Moratalla, Murcia): jota de abajo (2019)
Cehegín (Murcia) (2016)
Patiño (Murcia) (2018)
Huebras (Nerpio, Albacete) (2017)
Bullas (Murcia): jota de arriba (2020)
Pedro Andrés –S. J. Bautista- (Nerpio, Albacete) (2020)
Matián (Cúllar, Granada): jota (2022)
Cantabria. Miguel Cadavieco. Jota a lo pesao y ligero (2022)
Murcia. Jota de estilo murciano tocada en Elche (Alicante) (2022)
Murcia. Jota al estilo de la Huerta. Cuadrilla de Santa Lucía (2023)
Mallorca. Es Revetlers: jota de la romería de Sant Antoni (2023)
Barranda (Caravaca, Murcia) (2023)
Tortosa (Tarragona). Rondalla dels Ports (2025)
Hay que destacar que en el Sureste español hay lugares donde la cuarteta del cante principal de la jota se canta con siete versos y en otros con ocho. Por ejemplo, en el Noroeste de Murcia suele ser de ocho versos, como en este caso del Campo de San Juan (Moratalla) (2016), mientras que un ejemplo de jota con siete versos lo tenemos en este caso de Tébar (Águilas, Murcia) (1993)
Se da el caso singular de que en la región española de Aragón se propuso en 2022 a la UNESCO (la división cultural de la ONU) la declaración de la jota como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Dada la extensión del fenómeno de este aire popular español por casi todo el país, las distintas regiones, comarcas y localidades donde se practica alguno de los estilos de jota (desde los más populares y sencillos a los más artísticos y elaborados) se han sumado a la iniciativa, y desde este Blog y el Canal de Youtube Memorias de la Tradición hemos aportado a tan oportuna proposición una variante de jota instrumental (denominada “de abajo”) tocada en el Campo de San Juan (Moratalla, Murcia) (2022).
En bastantes ocasiones, y siguiendo una añeja tradición, las coplas de las jotas se refieren con frecuencia a Zaragoza y a la Virgen del Pilar, como en esta jota tocada con la Cuadrilla de La Torrecilla (Lorca, Murcia) (2024)
Seguidillas: (llamadas también, según la zona, parrandas, gandulas, rabotas, pardicas, pardas, sevillanas, manchegas, torrás…)
Parrandas peretas (variedad de seguidillas). (Chato de Puerto Lumbreras, Murcia, España) (1995)
Parrandas (variedad de seguidillas). Cojo de Henares (Lorca, Murcia, España) (1994)
Parrandas (variedad de seguidillas). Cuadrilla de Henares (Lorca, Murcia) (1993)
Parrandas del medio o peretas (variedad de seguidillas). Cuadrilla de Henares (Lorca, Murcia) (2001)
Parrandas (variedad de seguidillas). Aledo (Murcia) (1992)
Parrandas (variedad de seguidillas). Tébar (Águilas, Murcia) (1993)
Pardicas (variedad de seguidillas). La Rogativa (Moratalla, Murcia) (1994)
Sevillanas (variedad de seguidillas). La Hoya de Lorca (Murcia). (1992)
Seguidillas manchegas. Motilleja (Albacete) (2008)
Seguidillas. Motilleja (Albacete) (2014)
Pardicas (variedad de seguidillas) (Barranda, Caravaca, Murcia) (1988)
Pardicas (variedad de seguidillas) (Campillo de los Jiménez de Cehegín, Murcia) (1992)
Seguidillas. Galera (Granada, Andalucía) (1988)
Seguidillas. Sur de Ávila (2014)
Pardicas (variedad de seguidillas) (Campo de San Juan, Moratalla, Murcia) (1988)
Parrandas sevillanas (variedad de seguidillas). (Los Chatos de Puerto Lumbreras, Murcia) (2015)
Parrandas del medio o peretas. Los Chatos de Puerto Lumbreras (2015)
Sevillanas (variedad de seguidillas). Lebrija (Sevilla, Andalucía) (2010)
Sevillanas (variedad de seguidillas). Lebrija (Sevilla, Andalucía) (2012)
Seguidillas manchegas. Ronda de los Llanos, Albacete. (2014)
Seguidillas manchegas. Cuadrilla Olé mi Pueblo. Mota del Cuervo (Cuenca) (2024)
Gandulas (variedad de seguidillas). Campo de San Juan, Sabinar y Calar Santa (1992)
Parrandas sevillanas (variedad de seguidillas). Cuadrilla de Henares (Lorca) (1994)
Sevillanas (variedad de seguidillas de la Baja Andalucía). Eliseo Parra (2016)
Seguidillas (estilo de Lanzarote). Parranda El Mejunje (Gran Canaria) (2018)
Pardicas rabotas. Cehegín (Murcia) (2016)
Gandulas (seguidillas estilo del Noroeste murciano). El Hornico (Caravaca), (2018)
Seguidillas. Huebras (Nerpio, Albacete) (2017)
Manchegas (variedad de seguidillas). Purias (Lorca, Murcia) (2020)
Parrandas sevillanas (variedad de seguidillas). Henares (Lorca, Murcia) (2017)
Pardicas. Bullas (Murcia) (2020)
Parrandas. Chirivel (Almería) (2020)
Seguidillas poblatas (Caravaca, Murcia) (2016)
Parrandas por sol. Saliente Alto (Albox, Almería) (2019)
Pardicas por sol. Campo de San Juan, Moratalla, Murcia) (2019)
Manchegas (variedad de seguidillas). (Cehegín, Murcia) (2016)
Seguidillas por la. Animeros Posá Compañía (Caravaca, Murcia) (2021)
Parrandas sevillanas (variedad de seguidillas). Diversos músicos (Elche, Alicante) (2022)
Torrás (variedad de seguidillas). Cuadrilla Ole mi Pueblo (Mota del Cuervo, Cuenca) (2024)
Parrandas sevillanas (variedad de seguidillas). Cuadrilla de La Torrecilla de Lorca (Murcia) (2024)
Además, hay dos vídeos con ejemplos de distintas seguidillas que se interpretan en el Sureste español y que acompañan al siguiente artículo del autor: Sánchez Martínez, M. (2023). “Panorama de las seguidillas en el Sureste de España”, en Segarra Muñoz, D., Moya Maleno, F. J., Yáñez Aguilar, C. (Coord.). Las seguidillas: Ecos, melodías y contextos de un género folklórico más allá de las fronteras. Ediciones de la Universidad de Castilla La Mancha, pp. 79-107.
Panorama de las seguidillas en el Sureste de España (1). Parrandas y pardicas.
Panorama de las seguidillas en el Sureste de España (2). Otras seguidillas.
[manchegas, gandulas, seguidillas, sevillanas, rabotas, poblatas y temas mixtos]
Bolero: Es un tema diferenciado que, aunque descendiente de la seguidilla, tiene su propia personalidad. Pertenece a los repertorios del baile bolero, si bien actualmente es escaso:
Bolero. Cuadrilla de Fuente-Álamo de Murcia (1992)
Temas mixtos: Son aquellos que incluyen más de una variedad de temas en la misma interpretación:
Jota con fandango (Lucena del Cid, Castellón) (1992)
Jota con fandango 1 (Les Torrocelles, Castellón) (1993)
Jota con fandango 2 (Les Torrocelles, Castellón) (1993)
Parrandas con Jota (Zúñiga, Lorca, Murcia) (1992)
Seguidilles arromangades (variedad de seguidillas con pasadas de jota). Lucena del Cid (Castellón) (2013)
Mazurca-malagueña (Torreagüera, Murcia) (2016)
Jota con seguidillas (Valle de Tiétar, Ávila) (2018)
Parrandas con jota 2 (Torrealvilla, Lorca, Murcia) (1993)
Además, no siendo estrictamente temas mixtos, existen ocasiones en que la concepción libre de los bailes sueltos hace que los músicos, con ánimo de jugar por diversión a confundir a los bailaores, cambien sorpresivamente de un tema a otro, como en este caso en el que el intérprete varía de repente de parrandas (variedad de seguidillas) a malagueña (variedad de fandango), en el Campo de San Juan, (Moratalla, Murcia) (2016); o también en este caso en el que los músicos de la cuadrilla de Torreagüera (Murcia) pasan de un vals a una jota sin solución de continuidad (2016).
Verdiales
Traemos aquí el grupo de los verdiales malagueños, una variedad de fandango antiguo, con sus tres estilos: Montes, Almogía y Comares.
Verdiales malagueños estilo Montes. Panda de Santón Pitar (1988)
Verdiales malagueños estilo Montes. Panda de Santón Pitar (2016)
Verdiales malagueños estilo Montes. Panda de Verdiales de Jaboneros (1993)
Verdiales malagueños estilo Montes. Panda de Verdiales de Benagalbón (1993)
Verdiales malagueños estilo Montes. Panda de Jotrón y Lomillas (2018)
Verdiales malagueños estilo Montes. Panda Mangas Verdes. Ermita de Verdiales (1998)
Verdiales malagueños estilo Almogía. Panda Raíces de Almogía (1993)
Verdiales malagueños estilo Almogía. Panda Coto Tres Hermanas (1993)
Verdiales malagueños estilo Comares. Panda de Verdiales de Comares (1993)
Hay variedades en el Sureste de España que están emparentadas con alguno de los temas clasificados anteriormente, como es el caso de esta hierbabuena (asimilada a una jota), tocada por los Animeros Posá de la Compañía de Caravaca (Murcia) (2021); o esta otra hierbabuena tocada por la Cuadrilla de Huebras (Nerpio, Albacete) (2017).
Y en otros lugares, tenemos diversos temas, como los charros y charradas (temas tradicionales de ritmo binario que contrastan con la habitual preponderancia hispana de los ritmo ternarios) de la zona de Castilla-León lindante con Portugal, y otros temas de la zona.
Charro de Narciso Domínguez y Juan Domínguez, Nuez de Aliste (Zamora) (2015)
Charros alistanos, con Ringorrango (Zamora) (2023)
Baile de la Medida, con Narciso Domínguez y Juan Domínguez. Nuez de Aliste (Zamora) (2015)
Charrada, con Mario Benito Risinas, La Alberca (Salamanca) (2016)
Picao serrano (Baile de la Vieja), con Fernando Barés, La Alberca, (Salamanca) (2016)
Baile de El Payo, con Charrada y repicoteao, con Eusebio Martín y Guti y Porro al baile (2020)
Mateixas de Mallorca, con Es Revetlers (2023)
Varios ritmos asturianos, con Xeitu (2023)
Además, como variedad del cante para el casi exclusivo lucimiento del cantaor,
sin existir baile, hay diversos ejemplos, como el de la jota a la aragonesa cantada por una voz solista, o parada, como este
caso de un cantaor de Lucena del Cid, Castellón (2013).
EL CANCIONERO TRADICIONAL
El cancionero o coplero tradicional ha fascinado desde los albores del romanticismo a los recolectores de elementos de la tradición. Si bien menguado respecto del pasado, sigue manteniendo la vena lírica popular que tanto exaltaron los recolectores de coplas, y aunque con síntomas de estar anquilosado en temáticas relativas a la vida de décadas y siglos anteriores (fundamentalmente de origen rural), todavía quedan ejemplos de su uso activo.
Era común entre los buenos cantaores que estos supieran centenares de coplas que podían lanzar en cualquier momento y en cualquier orden, como así asevera esta letrilla:
Tengo mi pecho de coplas
que parece un hormiguero
y se dicen una a otra:
¿cuála saldremos primero?
Y esas coplas, los que las cantan las han aprendido de diversas fuentes, tanto recuerdos infantiles, como escuchadas a otros, o en lecturas, o grabaciones, o por los medios de comunicación... o bien creadas por el intérprete (porque alguien ha tenido que componerlas en algún momento), como nos dice otra copla:
Estas cánticas que canto
nadie a mi me las enseña,
es que yo las acotejo
cuando me voy a por leña
Sin embargo, desde hace más de un siglo, los usos empleados por los grupos de demostración folclórica (o de ejecución escénica), debido a sus métodos de enseñanza de tipo artístico, han precisado de una estructura fija para facilitar el aprendizaje, y por eso han empleado la fijación de pasos y coplas, convirtiendo los temas populares, libres en cuanto a posibilidades de creatividad, improvisación y viveza, en canciones fijadas en su estructura.
También es habitual que los cantaores empleen coplas de distinta temática en función de la pieza que se interpreta. Por ejemplo en los fandangos o malagueñas se suelen cantar coplas con más sentimiento, amorosas o con pensamientos filosóficos, como en este verdial (variedad de fandango antiguo) estilo Montes que toca y canta la panda de verdiales malagueña de Santón Pitar (2016); O este otro verdial por la misma panda (2016); o en esta malagueña cifrá (variedad de fandango de las serranías murcianas) cantada al modo tradicional por una mujer en el Calar de la Santa, Moratalla (2019); o en esta malagueña de arriba interpretada por la Cuadrilla de Chirivel (Almería) (2024); mientras que en las seguidillas o jotas (de ritmo más vivo y bullanguero que los fandangos), se suelen emplear en mayor medida coplas burlescas, disparatadas, picarescas o incluso eróticas, como ocurre en estas parrandas (variedad de seguidillas), cantadas por el Tío Juan Rita con la Cuadrilla de Aledo (Murcia) (2017); o con el mismo Tío Rita y otros cantaores y músicos de la Cuadrilla de Aledo entonando con todo tipo de coplas una malagueña (2017); o también en estas sevillanas corraleras cantadas en las calles de Lebrija (Sevilla) (2024).
Asimismo, los cantaores clásicos saben que el empleo de unas u otras depende del momento y lugar en que se echan al aire, porque no es igual cantar para un público, en un acto protocolario o ritual, incluso religioso, que en una juerga de taberna o en una reunión de amigos ya de madrugada y tras haber consumido bebidas. Incluso los que cantan suelen ajustarse a ciertas normas consuetudinarias, como es dejar cantar a los que lo hacen mejor cuando las circunstancias lo aconsejan, como dice una vieja copla (que ya se recoge en el cancionero decimonónico de Lafuente):
En el campo nada importa
cantar bien o cantar mal
pero estando donde hay gente
cantar bien o no cantar
Con frecuencia, las coplas se seleccionan también para obsequiar a alguien que baila, al lugar donde se cantan, escogiendo algunas que hagan referencia en su texto a ese sitio u otro punto de referencia cercano o bien a alguna personalidad o patrón de la localidad, como en este caso en el que se canta una jota por parte de la Ronda de Lucena del Cid (Castellón), dedicando las coplas al entorno donde se canta (Fuente-Álamo de Murcia) y a su patrona (1993). O estas coplas de malagueña tocada por la Cuadrilla de Topares (Vélez Blanco, Almería), que (entre otras) se elaboran por el cantaor para obsequio del municipio y comarca donde se cantan: Vélez Rubio y Los Vélez (1991).
No obstante, siempre hay excepciones a estas reglas no escritas en función del momento o de la personalidad del cantaor.
Veamos algún ejemplo del empleo libre del cancionero tradicional:
Juan el Barbas, con la Cuadrilla de Aledo, canta una malagueña (variedad de fandango) por quintillas (1991)
El Cojo de Henares en un baile de parrandas (variedad de seguidillas) en el Bar España. (1993)
Caravaca (Murcia, España). La última malagueña de Juan el Yescas (2013) Emocionante testimonio postrero de un músico excepcional con, entre otras cualidades, un gran repertorio de coplas.
Animeros de Nerpio (Albacete, España). Malagueña de ronda por las calles del pueblo (1994), en un buen ejemplo de adecuación del cancionero al contexto del momento de la interpretación.
Los mismos Animeros de Nerpio en el mismo lugar y con otra malagueña similar, pero echando coplas distintas (1994)
Ronda Verata (La Vera. Extremadura), con una rondeña (variedad de fandango) cantada por una mujer (2014)
Cuadrilla de Huebras (Nerpio, Albacete), malagueña (variedad de fandango) con coplas de tema antiguo (1994)
Cuadrilla de Purias, con Guillermo al cante, parrandas (variedad de seguidillas) desenfadadas (1992)
Cuadrilla de La Hoya de Lorca (Murcia) con Andrés Acosta al cante: malagueña (1993)
Cantaores populares entonando sevillanas corraleras (variedad de seguidillas) en Lebrija (Sevilla) (2015)
Varios jóvenes de fiesta tocando una malagueña de arriba en una Feria en Nerpio (Albacete) (2016)
Cuadrilla de Chirivel (Almería). Tres cantaores por parrandas (2017)
Diversos músicos tocando y cantando una malagueña en El Hornico (Caravaca, Murcia) (2018)
Animeros del Campo de San Juan, El Sabinar y Calar de la Santa (Moratalla). Malagueña de arriba (2019) y pardicas (2019)
A veces, hay casos en los que las coplas cantadas mezclan metros distintos, como ocurre con ciertas seguidillas que se tocan en el Sureste español, ya que mientras la copla principal es una cuarteta octosílaba, se remata con un estribillo clásico de seguidilla de tres versos de 5-7-5 sílabas, como ocurre en estas seguidillas poblatas de los Animeros de la Posá de la Compañía (2021).
A veces el cancionero más tradicional se puede complementar con coplas más recientes, como ocurre en este caso de una malagueña (variedad de fandango) al estilo de Roldán (Torre Pacheco, Murcia), donde el cantaor emplea coplas que, entre otros asuntos, citan lugares de la comarca del Mar Menor murciano y otros del Sureste hispano (2017).
Es corriente que, en muchos lugares hispánicos, durante las fiestas multitudinarias o juergas particulares, se formen corros donde los presentes, tanto músicos como acompañantes, y al son de las músicas adecuadas para ello, lancen sus coplas en largas sucesiones sin una medida determinada del tema interpretado, como en este caso en La Vera de Cáceres, con esta rondeña verata (2016).
También se puede dar el caso de invenciones o adaptaciones de letras para homenajear al alguna persona o circunstancia determinada, en función de las capacidades de inventiva del cantaor, como en este caso de letras creadas con motivo de una actuación en la Exposición Universal de Sevilla (Andalucía, España) en 1992 por parte de la cuadrilla de Aledo (Murcia, España), cantadas en unas parrandas (variedad de seguidillas) por Pedro Aledo en Murcia (1992).
O este caso singular de 14 jotas cantadas con letras creadas exprofeso por 14 cantaores de distintos lugares de España con motivo del confinamiento al que fue obligada la población durante la epidemia que azotó el mundo en la primera mitad de 2020, y en la que se emplean imaginativas letras que van desde lo reivindicativo a lo jocoso pasando por lo filosófico.
Más raramente, se pueden incluir algunas clases de estribillos en coplas de fandangos (por ejemplo) que permiten que se coreen aunque todos no conozcan la copla por ser habitualmente iniciativa particular del cantaor. Este es el caso de una malagueña llamada “golpeá” que se toca y canta en Villanueva de la Vera (Cáceres) (2019), en la que se usa un estribillo compuesto de un pareado de versos de seis sílabas que se introduce en mitad de la copla.
El tipo de estrofa poética popular más empleado en las seguidillas (en sus diferentes variantes y tomadas como cante, música y baile), es precisamente el metro de seguidilla, que da nombre al tema, de lo que podemos ver un ejemplo en este baile de parrandas en Puerto Lumbreras (Murcia) (2015)
LA INSERCIÓN DE LOS BAILES EN EL CALENDARIO FESTIVO ANUAL: ROMERÍAS, CARNAVALES…
El baile suelto se practica, además de en cualquier momento en el que se convoque a ello, en muchos de los momentos del ciclo festivo de cada año. De esta manera es posible encontrarlo en las romerías tradicionales, muy asociadas a la actividad de los distintos grupos musicales populares, como este caso en La Rogativa (Moratalla, Murcia, España) (2012) pero también en el carnaval, como en este curioso vídeo de máscaras bailando parrandas (variedad de seguidillas) en el bar España de las lindes murciano-almerienses (1993).
Otro baile en la Romería de La Rogativa (Moratalla, Murcia), con unas pardicas (variedad de seguidillas) (1994).
O también esta jota con fandango tocada, cantada y bailada durante la romería de Les Torrocelles (Castellón) (1993)
O en las fiestas de una localidad, como en este caso durante la fiesta del Rollo en Lucena del Cid (Llucena, Castelló-Castellón), con esta jota con fandango durante un bureo (2013)
Y otro caso muy característico es el carnaval del Peropalo en Villanueva de la Vera (Cáceres), en donde las músicas tradicionales son las principales protagonistas, como en este caso en el que un grupo de diversos músicos interpretan una jota verata el domingo de carnaval (2016); y en el mismo carnaval del Peropalo, podemos encontrar un baile multitudinario de jota en la plaza dentro de los rituales característicos de esta fiesta (2024).
Más modernamente, estos bailes se practican casi obligatoriamente también en los llamados encuentros de cuadrillas, festivales de verdiales y otros festivales similares, puesto que estos eventos sirven para reunir a grupos que hacen demostración de la música y el baile tradicional.
Como ejemplo, traemos aquí unas muestras:
Encuentro de Cuadrillas de La Alberca (Ronda de Culla, Castellón) (1994).
Y, por supuesto, en el pasado en los carnavales ha sido muy frecuente en uso de las músicas de tradición oral para amenizar las juergas, quedando todavía algunos lugares emblemáticos en su uso, como Villanueva de la Vera, en Cáceres, donde en 2016 se tocó esta jota festiva al estilo verato entre disfraces y vestuario de fiesta.
Además, las relaciones creadas modernamente entre músicos de distintos lugares, proporcionan la oportunidad de observar rituales trasladados de un lugar a otro, como ocurre en este carnaval del Peropalo (de Villanueva de la Vera, Cáceres, Extremadura), representado en una boda en Lorca (Murcia) (2014).
TEMAS PARA RONDAR Y SIMILARES
En distintos lugares de España, además de los cantos individuales para el baile, hay también tradición de cantar tonadas y cantos colectivos, que son temas exclusivos para rondar, sin la necesidad de que se incluya el baile, tal y como ocurre con las tonadas o las bulliciosas y participativas rondas de calle, hechas para interpretarlas con la participación coral de los presentes, que conocen las letras por pertenecer al acervo popular, y que son cantadas y tocadas, por ejemplo, en las tierras situadas al sur de la Sierra de Gredos (provincias de Ávila y Cáceres principalmente), en las que se emplean instrumentos de cuerda y variadas percusiones que acompañan al coro de gentes que entonan las coplas de ronda. Es habitual que una de las personas inicie la primera estrofa de una copla y sea seguida por el resto de los presentes con la continuación. Cada ronda tiene su estribillo específico, que también, por pegadizo, suelen conocer y acompañar los presentes. Así sucede en este ejemplo de ronda de calle de Candeleda, (Ávila), con la Ronda Algazara (2014), o con El Rengue, en Villanueva de la Vera (Cáceres), (2014), o este Avichuchi de tema erótico, también en Villanueva de la Vera (2016). Otro caso similar es esta ronda de quintos titulada Arriba Manolillo, cantada asimismo en Villanueva de la Vera (2018), pero que es conocida también en otros lugares de España desde al menos el siglo XIX.
Más ejemplos de las numerosas rondas que se tocan en la misma Villanueva de la Vera son:
Ronda Pandereterilla (2016)
Ronda Los picos de tus enaguas (2018)
Ronda del Carpintero (2019)
Ronda Gitanita (2019)
Incluso, aunque algunos sean temas originales para baile, y no específicos de ronda, parte de ellos pueden ser utilizados para los pasacalles de los grupos, como esta jota de los Aguilanderos de Barranda (Murcia) con Mínchel al cante (1994).
Entre los temas para rondar también tenemos algunos de carácter pícaro e incluso obsceno, de los que históricamente han acompañado las juergas de vino y taberna, los carnavales y cualquier fiesta que se precie de desinhibida, como en este caso con El Gato Chiquitito durante el carnaval del Peropalo en Villanueva de la Vera (Cáceres) (2016).
Y dentro de los rituales propios del mismo carnaval del Peropalo, en Villanueva de la Vera (Cáceres), existen también bellas melodías asignadas a personajes característicos de la fiesta, como esta Capitana Valerosa a la que precede una jota de ronda (2016); o el mismo tema de La Capitana Valerosa durante una lucida ronda festiva el domingo de carnaval (2018), el mismo tema en el carnaval de 2023; y también en una versión melódica a la guitarra por Juanjo Robles (2020); o bien esta otra dedicada al personaje de El Peropalo, que se ha convertido en un himno del carnaval y donde se emplean letras que recogen temas medievales (2019); o esta ronda denominada Soy Molinera, tocada por las calles del mismo pueblo de Villanueva de la Vera con motivo de un encuentro musical (2016); o bien esta ronda llamada Pandereterilla (2020), que también es conocida en otros lugares de España.
También en el extenso repertorio de las músicas de tradición oral castellanas recogido por los folcloristas, las rondas son un elemento siempre presente, como esta Ronda del Reloj, que interpreta el salmantino Eusebio Martín, de Mayalde (2019); o, del mismo intérprete anterior, este otro cantar que tiene connotaciones de trabalenguas picaresco denominado La Polla (2019).
Asimismo, podemos encontrar antiguas canciones populares que sirven en cualquier ocasión, como esta de Los cuatro muleros que interpreta la Ronda de Motilleja (Albacete) (2023).
Además de temas de la tradición oral, cuyo origen se pierde en generaciones anteriores, contamos con algún ejemplo de la creatividad moderna, pero con sabor tradicional, que proporciona nuevos materiales para el disfrute colectivo, como esta ronda titulada El Barquero de Gredos, ya popularizada pero cuya autoría es de Francisco Javier González Jerónimo (letra) y Cthuchi Zamarra (música), ambos de Villanueva de la Vera (Cáceres) (2018).
En diversos lugares, se emplean varios tipos de músicas que pueden servir para ir de ronda festiva, como el caso de Gran Canaria, en las Islas Canarias, donde la parranda El Mejunje toca y canta animadamente esta isa parrandera (2018).
LOS AUROROS Y EL ROSARIO DE LA AURORA
La presencia en buena parte de España de las Hermandades del Rosario de la Aurora, antaño muy extendidas, y sus hermanos cantores, recoge en su diferentes denominaciones (auroros, despertadores, mochileros, campanilleros…) una antigua tradición que tiene un momento clave en la segunda mitad del siglo XVI con el Concilio de Trento (refuerzo de la veneración a la Virgen María frente al protestantismo) y la victoria cristiana sobre la flota turca en Lepanto en 1571 (que se creyó ganada por intercesión de la Virgen del Rosario), al que siguió la extensión de la devoción mariana al Rosario de la Aurora por parte de la Orden Dominica. Las hermandades creadas al calor de dichas creencias de propagaron y tuvieron su auge en el siglo XVIII, para decaer después hasta llegar al presente, donde en algunos lugares se continúa la tradición o se ha recuperado. Siguiendo el mecanismo de funcionamiento de las hermandades mendicantes, los hermanos salen de madrugada con sus cánticos, a veces todavía pidiendo limosnas para el culto y el sostenimiento de la propia Hermandad.
Véase un ejemplo de Auroros de la comarca de las Sierras Subbéticas cordobesas en Priego de Córdoba (Andalucía) (2013).
En cuanto a las músicas interpretadas, en muchos lugares se llaman “auroras”, como ocurre en este caso de Caravaca (Murcia), con los Animeros Posá de la Compañía que interpretan la Aurora de las Rosas (2021).
LOS TROVOS (IMPROVISACIONES)
En muchos lugares de España (y aún de otras culturas del Mediterráneo y otros lugares del mundo), es costumbre que viene de muy antigua tradición que existan temas para cantar o recitar improvisando las letras, sea acompañado de música o no. La imaginación y la rapidez en la versificación son fundamentales para estas repentizaciones.
Por un lado está el llamado trovo culto, que en el Sureste de España fue reglado a comienzos del siglo XX por el trovero de La Palma (Cartagena, Murcia), José María Marín, y que se suele practicar por malagueñas (troveras, floreás…) y por décimas o guajiras, de las que podemos poner algún ejemplo.
Trovos por malagueñas troveras, con El Miope y El Pío, de Águilas (Murcia) (década de 1980)
Enversada por malagueña floreá. Varios improvisadores. (Elche, Alicante) (2014)
Décimas por guajiras de Pedro López el Cardoso (Murcia) (2015)
Décima por guajira, de Juan Santos el Baranda (Cartagena) (2016)
Trovo alpujarreño, por Sevilla y Barranquito (de La Alpujarra de Almería) (2017)
Trovo alpujarreño por guajiras, con Sevilla y Barranquito (Alpujarra de Almería) (2017)
Trovo clásico por malagueña trovera, con Andrés Rabal Robles (Águilas) (1985)
También en la Comunidad Valenciana, existen variantes de canto que se pueden improvisar, como esta variedad de cant d’estil por l’u de l’Horta de Valencia, que repentiza Josemi Sánchez con una cantaora (2016)
En muchos casos, los troveros o repentizadores comienzan su afición a edades tempranas, como es el caso de Iván de La Escucha (1995), que posteriormente llegó a ganar el Concurso de Trovos de La Unión de 2018.
Hay ejemplos de troveros que no siempre cantan bien, y se dedican a las composiciones poéticas para acontecimientos como el carnaval, como es el caso de Pablo Díaz Moreno, de Tébar (Águilas) (1995), que además es escritor y teórico del trovo.
En algunas oportunidades, el trovo se realiza en contextos de rituales, como en muchas ocasiones ocurre con los aguilandos o pascuas de las cuadrillas de ánimas, siendo así el caso de subastas para recaudar fondos para una hermandad o parroquia, como sucede en el barrio de Escorratel (Orihuela, Alicante), en donde con motivo del Encierro del Cuadro, que es un estandarte del Sagrado Corazón, se realizan peticiones de trovo pagadas a los troveros y se canta por guajiras (2019) y también se subasta el propio encierro y su traslado a la iglesia (2019)
También se emplea otra modalidad para la improvisación, con las mismas músicas y estructura cantable de algunos temas musicales para baile, como es el caso de las malagueñas o variedades de fandango, siendo conocida esta variante como trovo cuadrillero en el Sureste español: veamos un destacado ejemplo con esta malagueña tocaba por la cuadrilla de Fuente-Álamo de Murcia y cantada por siete cantaores y repentizadores distintos en una gala homenaje celebrada en Murcia (2016).
O esta otra malagueña trovada por tres cantaores en el contexto festivo de un encuentro de cuadrillas en Patiño (Murcia) (2017)
O también esta malagueña trovada por cinco improvisadores al término de una cena en La Arboleja (Murcia) (2017)
Asimismo encontramos un ejemplo de trovo cuadrillero con esta malagueña al estilo de la Vega Baja de Alicante durante una romería en Daya Nueva (2016)
O en este ejemplo de malagueña trovada dedicada a una familia en la ermita de Burruezo (La Torrecilla, Lorca, Murcia) (2023)
O bien esta malagueña trovada en homenaje a unos anfitriones por El Ardilla con su Cuadrilla de Torreagüera durante una fiesta privada celebrada en Torrealta (Molina, Murcia) (2016), y en la misma ocasión, una malagueña huertana murciana trovada por Pepe de Mula (2016). O estas dos variantes de malagueña trovada en el Santuario de la Virgen de El Saliente (Albox, Almería) por tres cantaores (2022). O también esta enversada por malagueña floreá de Hurchillo en obsequio de unos novios de Elche (Alicante) que iban a contraer próximo matrimonio (2015).
Otro ejemplo de trovo cuadrillero en el Campo de Elche (Alicante), pero con repentizadores murcianos (2022).
O con otro estilo de música para baile, ya fuera del Sureste, como con esta Cota improvisada, por Sofía Morales (de Tortosa, Tarragona) (jota del terreno) (2016)
Incluso hay momentos en que la improvisación se desarrolla en contextos que han sido su refugio natural y en los que siempre ha tenido éxito: las jaranas de taberna cuando el ambiente está bien caldeado, y aquí podemos ver una muestra asimilable con esta malagueña repentizada por cuatro troveros en Murcia (2016); o esta ocasión, en la que dos improvisadores deleitan con sus ocurrencias a los asistentes a una cena en Barranda (Murcia) (2018)
Aunque como la diversidad es una característica de las músicas de tradición oral, cualquier tema cantable que sea repetitivo puede servir de soporte para la improvisación, como esta cota (que así es llamada la jota en las Tierras del Bajo Ebro de Tarragona) que improvisan la tortosina Sofía Morales y el alicantino Lluis Flores (2016).
En algunas ocasiones, la presencia de troveros de distintos lugares da lugar a interesantes momentos compartidos con estilos distintos de improvisación, que unos y otros se esfuerzan por realizar. Así, tenemos estos dos ejemplos de troveros de Murcia y Almería repentizando según el estilo de trovo cuadrillero por malagueñas (variedad de fandango) (2017) y los mismos troveros haciéndolo por fandango cortijero alpujarreño (2017).
Además, el trovo cuadrillero también puede emplearse en contextos religiosos, como el caso de esta romería en Tébar (Águilas, Murcia), en el que la cantaora improvisa coplas dirigidas a San Antonio (1993).
LOS CANTOS DE TRABAJO
Los cantos de trabajo son modalidades de canto libre, que no suelen tener sujeción a al ritmo fijo de las músicas para baile, y permiten la demostración de las habilidades personales de los cantaores, que acompañan así sus faenas de trabajo haciéndolas más livianas. Algunos consideran estos cantos como un antecedente directo de ciertas modalidades del flamenco, precisamente por esa libertad expresiva.
Aportamos ejemplos de cantos de trilla y de siega, uno en una grabación histórica de Manuel Cárceles el Patiñero, y otro del Tío Juan Rita, durante una celebración artística en Murcia (hay además malagueñas trovadas y trovos) (2016).
Otro ejemplo de canto de siega, con Juanita Navarro, de Águilas (Murcia) (1992)
LOS ROMANCES
Dentro de la tradición oral hispánica, la costumbre de elaborar y difundir romances está atestiguada desde tiempos remotos y ya era muy popular en la Edad Media. Prestigiosos estudios se han dedicado a desentrañar sus orígenes y tendencias y algunos museos dedican parte de sus colecciones a mostrar numerosos ejemplares de pliegos de cordel y hojas con romances que tradicionalmente vendían músicos populares, ciegos de forma habitual, que iban pregonándolos con música y cante por lugares y caminos en décadas y siglos pasados.
Los romances están escritos normalmente en la métrica más usual de la lengua castellana: la cuarteta octosílaba rimada en asonante o consonante en segundo y cuarte verso. Aunque la costumbre comenzó a caer en desuso popular hace décadas, no es raro que las personas mayores, que han vivido plenamente la vigencia de la tradición oral, sigan elaborando textos al modo de romances versificados para dejar por escrito sus vivencias y relatar historias reales o imaginadas, o incluso poesías de estilo popular. Algunos de ellos se han publicado y no es difícil encontrarlos en autoediciones o bien escucharlos en programas radiofónicos dedicados a los mayores.
El romancero popular se ha alimentado con frecuencia de casos reales escabrosos o truculentos, como crímenes, accidentes, amores desgraciados y sucesos similares, y la memoria oral colectiva y los pliegos de cordel conservados han facilitado a los recolectores una buena cantidad de ejemplos, como el romance La Mora Cautiva cantado por Manuel Luna (2012). Sin embargo, no es tan común que se hayan elaborado más recientemente romances sobre sucesos trágicos del pasado, aunque algún caso existe, como este romance titulado La Venta del Burro, que narra un trágico suceso de 1905 en La Albatalía (Murcia, España) (2016);
LOS FESTIVALES DE MÚSICA TRADICIONAL
Siguiendo en parte los antiguos ejemplos de concentraciones demostrativas que reunían en un mismo lugar a distintos grupos que practicaban la música y el baile tradicional (en sus diversas versiones), que ya se dieron a finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX (especialmente tras la Guerra Civil española), en las últimas décadas del siglo XX, y al calor del gusto renovado por la cultura tradicional, se pusieron en marcha distintos festivales en muchos lugares de España, entre los que destacamos, por su abundancia, los denominados encuentros de cuadrillas.
Los encuentros de cuadrillas del Sureste de España.
Los encuentros (o denominaciones similares como muestras, juntas, festivales, etc.) de cuadrillas en el Sureste español suponen una adaptación de la tradición animera a los gustos cambiantes y a las preferencias del público y los gestores culturales tanto públicos como privados. Si en tiempos pasados se solía entender que una cuadrilla de ánimas únicamente estaba vinculada a una hermandad religiosa que pertenecía a una parroquia concreta, y por lo tanto sólo se movía en los territorios de su ámbito parroquial, y desarrollaba unos rituales religiosos y festivos de distinto tipo durante el periodo navideño, los cambios de la sociedad española de las últimas décadas, con la disminución de la población rural, la asunción de los gustos urbanos por todas partes, los nuevos sentires musicales, las influencias de los festivales folclóricos de los grupos de Coros y Danzas, los cambios políticos, etc., que hicieron peligrar la supervivencia de los usos musicales antiguos, llevaron a la readaptación para lograr esa perduración. Por eso, en la década de 1960 el cuadrillero y guion de pascuas Lucas Guirao López-Carrasco, de Aguaderas (Lorca, Murcia), que contaba con cierto poder sindical y contactos políticos instituyó un festival folclórico al que se invitaba a participar a las cuadrillas de Hermandades de Ánimas de la comarca lorquina y adyacentes, junto a grupos de Coros y Danzas de la Sección Femenina, y que tuvo una vida efímera, de sólo 4 ediciones. Pero el verdadero empuje a este tipo de festivales vino con la explosión festiva que supuso la Transición política española a fines de la década de 1970. Así, producto del fermento de renovación cuadrillera que existía desde unos años antes, en febrero de 1979 se fundó lo que luego sería La Fiesta de las Cuadrillas de Barranda, que con el tiempo se convirtió, seguramente, en el más importante festival de este tipo en España. En diciembre del año siguiente se creó otro festival en Lorca, y después vendría una creación imparable de encuentros de cuadrillas por multitud de localidades y barrios que continúa décadas después. Sin embargo, en encuentros de cuadrillas, estas muestran mucho más su componente festiva, con músicas para baile e incluso para la demostración folclórica, que la religiosa, aunque esta parte, en recuerdo de sus antiguos orígenes, también está presente, principalmente con la habitual celebración de la misa, en la que suelen intervenir, como parte musical, los grupos participantes en el encuentro o alguno de ellos.
Para intentar desmarcarse del modelo de festival folclórico teatralizado (la llamada ejecución escénica -Turino- o representación cerrada -Martí-), donde se da la participación sucesiva y exclusiva de los grupos sobre un escenario, en los encuentros de cuadrillas se intenta, al menos en parte, una mayor proximidad e interacción de los grupos con el público, a pie de calle (la conocida con ejecución participativa o representación abierta), buscando así la conciliación de los antiguos usos festivos populares con las modernas adaptaciones. Este tipo de festival de proximidad al público se comenzó a practicar en La Fiesta de las Cuadrillas de Barranda, que ha sido iniciador de algunas de las fórmulas ahora aceptadas en muchos otros festivales de música tradicional, y no ya únicamente en el Sureste, sino en otros lugares de España, en donde Barranda y su Fiesta de las Cuadrillas es un espejo de referencia donde mirarse. Veamos ejemplos de la Fiesta de las Cuadrillas de Barranda:
Cuadrilla de Aledo. Aguilando del Tío Juan Rita (Barranda, 1988)
Ambiente callejero durante la X edición de La Fiesta de las Cuadrillas (Barranda, 1988)
Aguilanderos de Barranda (Caravaca, Murcia, España). Pardicas (Barranda, 2014)
Cuadrilla de Cuesta de Gos (Águilas, Murcia, España). Malagueña (Barranda, 1988)
Cuadrilla de Cuesta de Gos (Águilas, Murcia, España). Malagueña (Barranda, 2013)
Cuadrilla de Zarzadilla de Totana (Lorca, Murcia, España). Parrandas. (Barranda, 1988)
En esta popular fiesta es corriente que se produzcan encuentros entre aficionados de distintos lugares, pero que participan del mismo universo musical, como ocurre en este baile de malagueña al estilo de Águilas que bailan la fuentealamera María Leandro Rebollo, la Bolera, y el aguileño Pedro Navarro Montalbán, el Perea (2025)
Aunque también en la Fiesta de las Cuadrillas se pueden ver momentos más participativos como este baile popular con diversos músicos (Barranda, 2019)
Asimismo, estos festivales han servido para que los aficionados conozcan otras músicas tradicionales además de las de la tierra y se inicien relaciones, en algún caso de manera trascendental, como las que surgieron a partir de esta primera vez que una panda de verdiales malagueña (Santón Pitar), actuó en la Fiesta de las Cuadrillas de Barranda (1988).
También, dentro de la misma Fiesta de las Cuadrillas, hay momentos para la música espontánea que fabrican músicos de distinta procedencia, en un ejemplo del conocimiento y colaboraciones que están generando los contactos periódicos de esos músicos, tanto físicamente como a través de las redes sociales, como este caso de seguillas manchegas en una juerga nocturna en el Salón Social de Barranda (2014), con la participación de músicos de cuatro regiones distintas.
Asimismo es corriente que durante el fin de semana de ambiente festivo de la Fiesta de las Cuadrillas haya encuentros de participantes de distintas procedencias que disfruten con momentos lúdicos compartidos, como en este caso, con músicos de la Panda de Verdiales de Baños del Carmen de Málaga y de la Ronda de Motilleja de Albacete tocando juntos verdiales estilo montes (2011)
También es posible ver en los encuentros de cuadrillas la intervención de simultánea de músicos de diversas procedencias en un mismo tema, como el caso de esta malagueña cantada por animeros de Nerpio y algunos de Caravaca en Nerpio (1994), y otra malagueña (variedad de fandango) cantada al contrario, por los animeros de Caravaca y algunos de Nerpio en la misma ocasión (1994).
Así, aunque un encuentro de cuadrillas es una adaptación que se aleja en parte de los elementos históricamente tradicionales de los grupos, sin embargo ha supuesto una difusión extraordinaria de su conocimiento por la población en general, antes muy limitada a ámbitos concretos.
Si bien hay diferentes fórmulas, un modelo tipo, bastante extendido, de encuentro de cuadrillas que dure toda una jornada, puede componerse de:
- Recepción de las cuadrillas participantes, con algún tipo de obsequio alimenticio de bienvenida.
- Músicas y bailes por las calles del lugar en diferentes momentos del encuentro.
Como se puede ver en esta malagueña cifrá tocada y cantada por músicos de diversos grupos en un encuentro de cuadrillas celebrado en el Campo de San Juan (Moratalla, Murcia) (2016); o estas seguidillas tocadas en la plaza Mayor de Nerpio (Albacete) durante un encuentro y donde baila gente del público presente (2017)
- Misa, con la participación de las músicas de las cuadrillas.
O estas otras pascuas de José Antonio Muñoz con la Cuadrilla de el Raiguero de Totana (1993)
- Músicas y bailes a la salida de misa. Como este ejemplo de corro de gente en torno a la Cuadrilla de El Raiguero Bajo de Totana, que toca una malagueña al salir de misa en Fuente-Álamo de Murcia (1991). O esta jota tocada en otro corro formado en la calle por la Cuadrilla de Patiño, en el propio encuentro de cuadrillas de Patiño (2020). O estas parrandas (variedad de seguidillas) tocadas por la Cuadrilla de Aledo (1993).
- Comida multitudinaria para los grupos y, a veces, para todo el público, donde no es extraño que en mitad del ágape surja la música con la concurrencia de diversos participantes.
Siendo el caso de esta malagueña de arriba tocada y cantada por algunos de los asistentes a un encuentro de cuadrillas en el Campo de San Juan (Moratalla, Murcia) (2018)
También, dirigiéndose hacia el lugar de la comida, puede haber pasacalles, como ocurre con este pasacalles de cuadrillas en el que toca parrandas El Chato de Puerto Lumbreras y su cuadrilla en Vélez Rubio (Almería) (1991)
- Músicas y bailes a terminar la comida.
O estas parrandas del medio (o de en medio, o peretas), tocadas por diversos músicos tras la comida de un encuentro de cuadrillas en el Campo de San Juan (Moratalla, Murcia) (2018)
- Actuación en algún recinto con escenario para el público.
Como en este caso en la Fiesta de las Cuadrillas de Barranda, con la cuadrilla de Zarzadilla de Totana (Lorca, Murcia) tocando una malagueña (variedad de fandango) mientras bailan unas componentes de un grupo folclórico (1988); o este canto de pascuas por parte de la Cuadrilla de El Raiguero de Totana y su guión José Antonio Muñoz (1992); o este canto de pascuas con la Cuadrilla de La Hoya de Lorca y su guión Paco el Chicharra (1993).
- Despedida con entrega de obsequios.
Los encuentros de música tradicional, especialmente los más multitudinarios, son objeto de atención en los medios de comunicación, como estos casos:
Encuentro de Cuadrillas de Patiño (Murcia). Noticia de TVE (1993)
Fiesta de las Cuadrillas de Barranda (Caravaca, Murcia). Noticia TVE (1993)
Fiesta de las Cuadrillas de Barranda (Caravaca, Murcia). Noticia TVE (1995)
Huertos del Malecón de Murcia. Cuadrillas en RNE (1992)
Distintos festivales de música tradicional en España y sus consecuencias
Además, en diferentes lugares de España existen festivales de distinto tipo que permiten contemplar grupos del mismo o diverso origen. Esta múltiple concurrencia da lugar a verdaderos circuitos de la música tradicional en diversos puntos, lo que permite el conocimiento mutuo, la difusión de ideas y, con frecuencia, la creación de proyectos mixtos, espontáneos o no, especialmente entre aquellos que conciben la música tradicional como una fuente de ideas para experimentar nuevas formas creativas, aunque esto no siempre es bien contemplado (como ocurre también en el flamenco, por ejemplo) por los partidarios de ajustarse a las versiones más tradicionales.
Pese a resultar a priori contradictoria la conjunción de las nuevas tecnologías con músicas tradicionales procedentes de tiempos remotos, en los encuentros y festivales las redes sociales se han erigido en trascendentales para su difusión y el conocimiento mutuo de los participantes, y los contactos generados, in situ o en la red, se prolongan en el tiempo, fundando o consolidando tratos, ideas y proyectos. De esta manera la participación creciente de gente joven, que se incorpora desde tiempos recientes al mundo de la música tradicional, encuentra su cauce natural de entendimiento.
Entre estos festivales tenemos los muy concurridos festivales de pandas de verdiales en Málaga.
Algunos de ellos se celebran (o se han celebrado) bajo la fórmula del concurso, como es este choque de pandas competitivo en Benagalbón (2008), aunque tienen también su parte de fiesta en la calle, como este caso en Rincón de la Victoria (Málaga), con la panda Santo Pitar, tocando verdiales estilo Montes (1993); o este de Benagalbón (Rincón de la Victoria, Málaga), con la panda Montes de Guadalmedina tocando por las calles del pueblo unos verdiales estilo Montes (2008).
En otro, celebrado en Benagalbón, pudimos observar alguna de las mixturas que hacen posible las concurrencias de músicos de diferentes procedencias, y así vimos al músico de Caravaca (Murcia), Juan García, tocando la flauta con la Panda de Verdiales de Comares, (2008) habitualmente bastante celosa de sus tradiciones musicales.
En otros diversos lugares de España van apareciendo festivales donde el tratamiento de las músicas de tradición oral se intenta hacer “a la antigua”, con los grupos participantes en la calle y en los bares -incluso a veces sin escenarios- animando una jornada festiva, como ocurre en este festival de Infiesto (Asturias), donde la Ronda de Motilleja (Albacete), tocaba animadamente en un bar la canción popular de la Guerra Civil “Si me quieres escribir” (2023).
Un importante festival de las músicas de tradición oral en el oeste hispánico se desarrolla en Villanueva de la Vera (Cáceres, Extremadura) y se denomina Guitarvera. En él se realizan distintas actividades de carácter etnográfico e histórico, pero con una presencia predominante de la música, tanto en todo tipo de actos como reuniéndose un día diversos grupos de la comarca de la Vera extremeña y localidades adyacentes de Extremadura y otras comunidades autónomas. Un ejemplo de ello lo vemos con el grupo partocho (o local de Villanueva) Ronda El Madroñal tocando una jota mientras el público baila con su ritmo en Guitarvera (2014). Otra muestra de músicas espontáneas de este festival lo tenemos con esta rondeña tocada y cantada en Guitarvera (2016)
Otro singular festival de músicas tradicionales que estuvo activo entre 1999 y 2014 fue La Chicharra, de Motilleja (Albacete, Castilla-La Mancha), que fue creado siguiendo referencias de otros encuentros del Sureste hispano, pero que tomó identidad propia por la frescura de las incansables músicas que allí se daban cita y la asociación con antiguos rituales festivos locales. Un ejemplo lo tenemos en estas músicas manchegas y la Fiesta del Agua (2013).
Otro caso de cómo los frecuentes contactos en festivales y eventos facilitan la participación conjunta lo tenemos en esta combinación de músicos de distintas provincias y regiones españolas tocando verdiales de Málaga (Andalucía, España) en la celebración de una boda en Lorca (Murcia) (2014).
Y, ejemplificando lo dicho, vemos a casi los mismos músicos del caso anterior tocando una rondeña verata (variedad de fandango de la Vera de Extremadura, España) en la misma celebración de boda (2014).
Asimismo hay momentos ocasionales en los que en alguna localidad se realiza un festival no periódico, pero que sirve de muestra cultural interregional de músicas de tradición oral y de las posibilidades que ofrece para la participación colectiva, como ocurrió en este caso que citamos en Alicante (Comunidad Valenciana), en la que diversos improvisadores de distintas regiones del Mediterráneo español repentizaron sus versos a ritmo de aguilando de Aledo (Murcia) (2016).
Además, en diversos festivales, ferias y otros acontecimientos, no es infrecuente que llamen a grupos de músicas tradicionales para hacer animación callejera, como mostramos en este caso en el festival folk Leturalma, celebrado en Letur (Albacete), donde también se dieron cita en su edición de 2018 dos grupos, cuyos componentes se reunieron finalmente para echar esta malagueña de arriba.
Fruto, en parte, de esos contactos, se ponen de moda en lugares distantes músicas propias de una determinada tierra, y así encontramos los mencionados verdiales malagueños tocados por grupos de cultura musical muy distinta, como este caso en la Comunidad Valenciana, en Lucena del Cid (Castellón), durante su típica fiesta del Rotllo (2013).
Pero también los festivales sirven para el encuentro de músicos y aficionados de distintas procedencias que pueden compartir músicas, aunque no se conocieran previamente, ya que los “lenguajes” básicos de las músicas de tradición oral son comunes por muchos territorios. Un ejemplo de ello es el encuentro en el Peropalo de Villanueva de la Vera (Cáceres) de dos destacados músicos (de Murcia y Canarias) que personalmente no se relacionaban con anterioridad, pero que tocaron juntos estas animadas seguidillas manchegas (2020).
La modernidad: las cuadrillas, rondas, pandas y grupos urbanos; las escuelas y las adaptaciones
Producto de la evolución para conseguir la adaptación de los grupos de música tradicional a la situación cultural actual, es el surgimiento de distintas cuadrillas o grupos musicales que podríamos denominar como urbanos, en la terminología de M. Luna. Desvinculados de cualquier dependencia religiosa, y en muchas ocasiones sin una adscripción territorial concreta, (en especial la rural, que distingue a la mayoría estos grupos en sus contextos originales), compuestos mayoritariamente de gente joven y en muchos casos extraordinariamente dotada para la música, se dedican principalmente a ejecutar músicas de origen tradicional allí donde son llamados. Sus componentes también pueden pertenecer o no a otros grupos más o menos instituidos del tipo más clásico, pero en las cuadrillas urbanas disfrutan, por lo general, de mayor libertad de movimientos, sin demasiadas obligaciones formales, lo que proporciona a estos grupos una frescura interpretativa y creativa notable.
Veamos un ejemplo de cuadrilla urbana interpretando un aguilando en el encuentro informal de dos troveros o guiones (Emilio del Carmelo Tomás y Pedro Cabrera) en un bar de Murcia (2008).
Y otro caso, también en la misma Murcia, donde una cuadrilla toca unas parrandas peretas con motivo de un acto en un museo (2012).
U otro ejemplo, dado en Barranda (Caravaca, Murcia), cuando un grupo de músicos procedentes de las Torres de Cotillas toca también parrandas peretas (2013)
Y un ejemplo más, en Torres de Cotillas (Murcia), con un grupo de músicos de procedencias diversas tocando parrandas en una misa de funeral (2015)
Y es que algunos de los jóvenes músicos del siglo XXI han sabido leer con soltura los lenguajes de la tradición musical viva, continuando con las muestras que encuentran la diversión en la diversidad, que es una de las características principales de las músicas de tradición oral, como vemos en estas parrandas tocadas por experimentados intérpretes en Murcia (2017); o estas otras parrandas del medio (variedad de seguidillas) tocadas por diversos músicos en una fiesta particular en Pilar de la Horadada (Alicante) (2017).
También en los pueblos hay ocasiones en que los músicos jóvenes se juntan para echar unas piezas con cualquier motivo. No es infrecuente que algunos de ellos procedan de la emigración a otros lugares, pero que vuelvan a sus pueblos para las fiestas, recuperando las aficiones de sus antepasados. Así ocurre, en parte, con este grupo de jóvenes tocando una malagueña serrana en Nerpio (Albacete) (2016). O este otro grupo juvenil con otra malagueña en el mismo pueblo de Nerpio (2017). Otro caso de precocidad lo tenemos en este ejemplo de un joven de 15 años, heredero musical de una saga de músicos populares, tocando al laúd la destacada melodía de la malagueña de los tangos en Calar de la Santa (Moratalla) (2024).
Otro ejemplo de adaptación de las músicas de tradición oral a la modernidad lo podemos observar en cómo las orquestas de fiestas y verbenas populares (que suelen tocar música pop, para baile agarrado o de otro tipo) pueden retomar la labor de los grupos tradicionales y tocar repertorios de baile suelto tradicional pero con los instrumentos propios de la orquesta, como el caso que aquí mostramos en Venta de Micena (Granada), con una orquesta que toca seguidillas y fandangos para que el público los baile (2018).
Un caso notable de grupo urbano de música tradicional, formado a finales de la década de 1990, y que ha servido de referencia para la música manchega de Albacete (España), lo tenemos en La Ronda de Los Llanos, que aquí toca unas manchegas (variedad de seguidillas) (2013).
Además, también ha sido muy importante, para la recuperación y mantenimiento de algunas actividades musicales, las escuelas creadas en distintos lugares, principalmente tras la reactivación de muchas de estas músicas a fines de la década de 1970 y el apoyo institucional que recibieron por parte de la Administración de las nuevas autonomías españolas y los municipios, que vieron en estas manifestaciones culturales un punto de apoyo para fomentar las identidades locales.
Como muestra tenemos el caso de las escuelas de verdiales de Málaga, que tuvieron una buena aceptación y consiguieron formar a algunos de los músicos más destacados del presente, como este ejemplo de la Panda Juvenil de Benagalbón, tocando estilo Comares (1993). O este otro caso de la Panda de Los Romanes, formada a partir de una escuela, tocando también estilo Comares (2016).
Producto asimismo de la evolución adaptativa, se crean nuevas modas, que pueden incluir también las referencias que proceden de los ambientes folclóricos de contenido más artístico: grupos folclóricos y coros y danzas, por ejemplo. Sin embargo, en estas cuestiones, las influencias son también mutuas y es habitual encontrar grupos y personas de todas las ramas del folclore musical participando indistintamente de una u otra forma de puesta en escena, en función de las circunstancias, necesidades o gustos.
También se crean grupos de amalgama con músicos de diversas procedencias que tienen repertorios recogidos de varios lugares, como es el caso de los alicantinos So dels Barrejats, a quienes vemos tocando y cantando una malagueña (variedad de fandango) al estilo del sur de la Comunidad Valenciana (2018).
Hay diversos casos en que la música tradicional, al menos en la forma como ha llegado hasta nosotros, sirve para reaprovechamientos y reinterpretaciones posteriores. Así ocurre con las músicas para misa, que si bien antiguamente tenían unas formas características (ver en el apartado correspondiente), en los tiempos más recientes, y por influencia de las invenciones de gran éxito hechas por grupos de recreación folclórica (las denominadas "misas huertanas" en el entorno de Murcia capital), pueden cambiar los antiguos rituales animeros y adaptar músicas para baile a contextos religiosos, tomando formas como la siguiente:
Entrada por
bolero de la misa campesina de Fuente-Álamo de Murcia (1991)
Además, por influencia del movimiento romántico y costumbrista, la música tradicional ha sido tomada como base para grandes creaciones cultas, de música clásica, por parte de notables compositores. También, en tiempos más recientes, es recreada por intérpretes profesionales de la llamada música folk o étnica, que suelen hacer adaptaciones instrumentales y vocales (con mayor o menor similitud con los originales) que las hagan apropiadas para interpretaciones en escenarios.
Veamos sendos casos de romances tradicionales interpretados por un músico folk (Manuel Luna): Romance de la Mora Cautiva (2012) y Romance Manolo Mío (2012).
Otro ejemplo de músicas folk basadas, en este caso, en músicas de tradición oral grabadas décadas antes lo tenemos en estas manchegas (variedad de seguidillas) tituladas Si me quitan el verte y tocadas y cantadas por La Cuadrilla del Dos (2016).
Pese a que las músicas folk suelen ser producto de recreaciones y adaptaciones del folclore popular hechas para conciertos, lo que puede impedir que, por ejemplo, se puedan bailar pese a proceder de ritmos populares bailables, los músicos saben tocar temas perfectamente adaptados al baile, y no es raro que suelan dar muestras de ello en las actuaciones. Como muestra traemos este ejemplo de una jota improvisada por Kepa Junkera, Sorginak, Eusebio Martín (de Mayalde), Manuel Luna y Jesús Tejas, durante el Barranda Folk (2015), una actividad que acompaña a la Fiesta de las Cuadrillas de Barranda.
Otro destacado intérprete folk, en esta ocasión valenciano, que mantiene en sus temas la estructura musical para baile es Pep Gimeno, Botifarra, como se observa en esta malaguenya de Bartxeta (2016).
La integración intergeneracional
En las sociedades urbanizadas del siglo XXI es difícil que se puedan observar ejemplos de integración entre generaciones, que participen libremente, por afición, de una misma actividad, como en el caso de las músicas de tradición oral, donde los mismos gustos difuminan la natural distancia generacional. Veamos algún ejemplo de ello:
Las distintas visiones sobre las músicas de tradición oral y sus transiciones en el Sureste español
La evolución del pensamiento sobre las músicas de tradición oral ha dado lugar a distintas versiones y tratamientos. En las comarcas del Sureste español, las consecuencias de la difusión de la existencia y reactivación las cuadrillas de ánimas (los grupos musicales que dan soporte a rituales tradicionales) a partir del periodo de la Transición política española que se inició a mediados de la década de 1970, empezaron a dejarse sentir entre algunos de los grupos de folclore que habían heredado el sistema de organización, tratamiento y muestra de músicas y bailes de origen tradicional que había consolidado a escala nacional la Sección Femenina de Falange (el partido único del franquismo) y sus grupos de Coros y Danzas. Mucha de la responsabilidad del redescubrimiento de la existencia de las cuadrillas de ánimas, la tuvieron el folclorista Luis Federico Viudes (que mostró a la Cuadrilla de El Raiguero de Totana -Murcia- a sus conocidos) y las grabaciones de cuadrillas de Manuel Luna de 1979 a 1981. Especial impacto tuvo este conocimiento entre algunos de los grupos folclóricos afines a las peñas huertanas de Murcia, los grupos costumbristas que estaban en plena expansión en la comarca de la Huerta de Murcia desde la creación en 1976 del primero -la Peña de La Panocha-, fundado a partir de un grupo de Coros y Danzas de Educación y Descanso (otra rama de folclore oficial del régimen franquista que había derivado de los grupos de Sección Femenina). El fuerte contraste entre el modo natural y tradicional de las músicas cuadrilleras y la visión artística y teatralizada del folclore musical practicado por los Coros y Danzas, provocó cuestionamientos y cambios de criterio en ciertos componentes de esas asociaciones y otros aficionados, que dieron lugar a algunas escisiones o a la formación de nuevos grupos folclóricos, denominados “independientes”, que se plantearon abandonar la rigidez de la visión usada hasta entonces. El primero de este tipo en nacer fue el Grupo Folclórico El Rento de La Alberca (Murcia), a comienzos de 1985. Dicho grupo buscó en la investigación y el trabajo de campo real en el mundo campesino los nuevos repertorios musicales y el vestuario que usarían en sus actuaciones, intentando abandonar el método anterior, tan frecuentemente empleado, de la simple imitación de otras agrupaciones, que en muchos casos habían creado repertorios exprofeso para su puesta en escena.
Otros grupos siguieron ese nuevo camino de aproximación al mundo musical tradicional, que incluyó, en distintas fases, la incorporación de instrumentos en desuso; el abandono de los coros, adoptando el empleo de la voz solista y el cante de coplas diversas; la renuncia a las coreografías artísticas, dejando paso al baile de pareja con libertad de movimientos, incluso con pasos distintos para cada una; el uso ocasional de vestimenta de calle y no de vestuario a la antigua… Entre estos grupos además de El Rento de La Alberca, se encontraban La Aljufía de La Albatalía, La Candelaria de Beniel, La Senda de Los Ramos, el Conde de Floridablanca… Todos situados en el entorno de la comarca de la Huerta de Murcia y que solían realizar actividades y festivales conjuntos para mostrar su afinidad ideológica. Algunos de estos grupos tuvieron una existencia efímera, pero supusieron una transición entre los diversos enfoques del folclore musical, que dio paso a que muchos de sus componentes acabaran por incorporarse a cuadrillas, o contribuir a su formación o revitalización, y también influyeron en otros grupos, algunos integrados en peñas huertanas de Murcia (o incluso alguna cuadrilla), que adoptaron esos usos.
Un ejemplo de uno de estos grupos es La Aljufía, de La Albatalía (Murcia), al que podemos ver tocando, cantando y bailando unas parrandas por re (variedad de seguidillas) (1992).
O también el grupo El Rento, interpretando una malagueña (variedad de fandango) (1992).
Y asimismo el Grupo Virgen de la Candelaria de Beniel (Murcia), que toca esta malagueña rondeña (otra variante de fandango) (1992).
LOS PERSONAJES DE LAS MÚSICAS DE TRADICIÓN ORAL
En todo tiempo y lugar han existido personas que, por sus capacidades, han destacado en uno o varios de los distintos aspectos del folclore musical. Algunos han sido auténticos maestros que, por su personalidad singular, han establecido tendencias y han servido de referencia en las que las generaciones sucesivas se han fijado para adquirir habilidad en el manejo de los lenguajes de la tradición musical.
No es raro que, gracias a estos personajes, se hayan creado determinadas "escuelas" que, aunque no sean siempre oficialmente llamadas así, han servido para el mantenimiento de muchas manifestaciones tradicionales, lo que ha podido convertirse en trascendental, especialmente en momentos de decadencia. Al respecto, en el Sureste hispano, podemos hablar del Chato de Puerto Lumbreras, el Tío Pillo de Lorca, los maestros boleros, etc.
Hemos de llamar la atención acerca de que la mayoría de estas "referencias humanas" sean hombres. Y no es por casualidad, ya que, sin poner en cuestión las capacidades de cada cual, en el mundo tradicional del pasado casi siempre ha sido el hombre el que ha tenido el protagonismo público, y ha tenido la libertad para alternar, recorrer lugares y hasta de hacerse conocido, mientras que el lugar tradicional de la mujer ha estado más alejado de esa cara pública, de malas connotaciones sociales para ella (si bien han existido notorias excepciones a esta apreciación general, con algún protagonismo femenino, pero esto casi siempre en el baile). Aunque en las últimas décadas esta percepción ha cambiado mucho entre las recientes generaciones, unas décadas atrás la preponderancia masculina entre los personajes destacados en el folclore musical era mayoritaria y eso se refleja en la lista que exponemos a continuación.
Sin ánimo de ser exhaustivos, pues en la serie de vídeos hay bastantes más, aquí traemos algunas de estas referencias humanas:
Alfonso García Vera, Alfonso el Claro (Tallante, Cartagena, Murcia) (1992)
Antonio Andreo Gázquez, el Cucharón (Vélez Rubio, Almería) (2002)
Daniel Albert (Lucena del Cid, Castellón) (1993)
Dionisio Navarro Cantón (Otos, Moratalla, Murcia) (1994)
Domingo Hernández García y su sobrina Isabel Hernández Méndez (2013)
Emilio Gea Torrente (Puerto Lumbreras, Murcia) (1994)
Francisco Díaz García, el Miope (Águilas, Murcia) (1988).
Francisco López Sánchez, Paco el Moral (Campo de San Juan, Moratalla, Murcia) (2019)
Francisco Pérez Rojo, Paco el Chicharra, (La Hoya de Lorca, Murcia) (1994)
Francisco Romero Díaz, Paco de Maroto (El Borge, Málaga) (2016)
José Egea Esparza, Pepe Egea, (Las Palas, Fuente-Álamo de Murcia) (1993)
José Liberato Contreras Fernández, el Chato (Puerto Lumbreras, Murcia) (1995)
José María Lasso Pérez, el Cojo de Henares (Lorca, Murcia) (1994)
Juan Botía García, Juan el Yescas (La Encarnación, Caravaca, Murcia) (1994)
Juan Gázquez, el Carujo, y Pepe Torrente (Puerto Lumbreras-Lorca, Murcia) (1994)
Juan Pérez Jiménez (La Hoya de Lorca, Murcia) (2015)
Juan Tudela Piernas, el Tío Juan Rita (Aledo, Murcia) (1992)
Juan Tudela Piernas, el Tío Juan Rita (Aledo, Murcia), en TVE1 (2017)
Juan José Sánchez Alcaraz, Juan el Barbas (Aledo, Murcia) (1991)
Miguel Álvarez Romera, Miguel de Los Cantos (2013)
Pedro Leandro Baños, el Bolero (Fuente-Álamo de Murcia) (1992)
Salvador Bermejo Jiménez, Salvador de Palma (Archivel, Caravaca, Murcia) (2016)
Salvador Padilla Luque (Málaga) (1993 y 2014)
Isabel Hernández Méndez (Águilas, Murcia) (1993)
En los últimos años la incorporación al mundo de la música tradicional de jóvenes que han sabido "leer" sus códigos no escritos, con grandes aptitudes para la música, el baile y el cante tradicional, incluida la versificación (o varias o todas de esas facetas), ha permitido que algunos de ellos, desde temprana edad, sean piezas importantes para la transmisión de la cultura musical tradicional adaptada a la modernidad, con capacidades superiores incluso a algunos de los personajes considerados como referentes en el pasado.
Ponemos como ejemplo de ello a:
Pedro Cabrera Puche (Las Torres de Cotillas, Murcia) (2012)
José López Espín, Pepe de Mula (Mula, Murcia) (2019)
Javier Gómez García, Javi de Nerpio (Dolores de Pacheco, Murcia) (2023)
OTROS ELEMENTOS DE LA TRADICIÓN. Miscelánea.
Además hay otros rituales, algunos ligados a las creencias religiosas que tienen cabida en los devenires de los pueblos, como es el caso de las rogativas en petición de lluvias (1995), en esta ocasión en Garrobillo (Águilas, Murcia, España) ante una sequía, y otros puramente festivos, como una carrera de cintas a caballo (1993), también en Águilas (Murcia), que nos recuerda, como una extraordinaria supervivencia cultural, las tan lejanas en el tiempo justas medievales.
O unas fiestas de carnaval en la Vera extremeña donde encontramos rituales primitivos, como los calabaceros del Peropalo de Villanueva de la Vera (2010).
En muchos lugares de España, sobre todo rurales, todavía se continúa con la tradición del pasacalles nupcial por el pueblo, previo al enlace matrimonial. Como ejemplo traemos este caso en Balazote (Albacete) (2013).